jueves, 7 de julio de 2011

Recalcipenetrante

"Sed cupido quod dicit mulier amanti
In vento et rapida scribere oportet aqua"

"Pero lo que una mujer dice al amante ansioso
hay que escribirlo en el viento y en el agua fugitiva"

(Catulo)


Sí, en aquel bachiller cordobés ya nos atrevíamos con Cicero y su Catilinarias y también con Catulo (entre los poetas romanos uno de los más sinvergonzones) y sus revolcones por los arroyos.

En estos días de "caló" se colorean en el recuerdo aquellas largas tardes de verano entre el letargo que arribaba después de dejar la laboral y el sopor de los primeros ensueños y escarceos amorosos. Aunque todo cambia, evoluciona y se perfila, una parte nuestra está y estará siempre ligada -son nuestras raíces, somos nosotros- a aquellos niños laborales. Entre aquellos zagales, uno que -considero que es fortuna- todavía así se siente y que, atrapando parte de aquellos anhelos y apetencias, espera llegar a los cien años teniendo siempre vivo y vigente aquel ser de la infancia y manteniendo el mayor tiempo posible su cualidad de

Recalcipenetrante


Sí, este trasto, este "determinante calificativo" -hoy parece que lo llaman así-, esta invención de nuevo cuño propia del ingenio del "vendredi matin" dirigida al que no haya tenido la suerte de chingar esta mañana, no es sino una manera de decir que los recuerdos, sus guiños y parpadeos están casi domeñados.



¡Que por qué dicha palabrita: Recalcipenetrante! Pues porque viene estupendamente. Espero que nadie me envíe "a donde picó el pollo" con mi particular visión de la semántica y mi combinación de signos lingüísticos:

Segmentemos el vocablo y quedémonos con la segunda parte del lexema compuesto a su vez por otros dos: pene, del latín "penis" y penetrar, de "penetrare", ¿correcto por el momento? ¿Entonces qué le da significado propio a la unión de ambos? Aunque de raíz distinta y etimológicamente distantes, algo tienen en común: ¿¡qué no hace el primero sino abrirse paso de manera generosa y no menos gozosa entre fluidos y lubricantes para confluir y desembocar más tarde en ese glorioso intercambio de líquidos!?

Y si ya hemos llegado hasta aquí, dicha elucubración podría conducirnos a la creación de nuevos cuños, de nuevas palabras. ¿Qué me diríais por ejemplo de "peneentrar" o, sin ir más lejos, de "penetrás"?. No, esta voz no sería la propia de la conjugación del verbo que hace un argentino cuando vosea, sino que estaríamos una vez más ante el primer caso. Para ejemplificarlo vayamos a una situación concreta:

la niña está arriba en el dormitorio liada y entretenida con su perico, su padre la llama desde abajo: ¿Micaela, hija, podrías bajar un momentito? La niña, aturdida, susurra para sí misma: ¡Joé papá, qué oportuno, no puedo, estoy con el "penetrás"! Como veis, nos encontramos ante un caso similar al referido más arriba: la primera parte del lexema se abre paso, pero con una variante, se ha cambiado de posición y de orificio, además de haber tenido que recurrir a una pizca de vaselina. De modo que si preguntamos a un argentino: ¿vos penetrás?, este nos respondería: -"Yo, claro, lo que haga falta, por delante y por detrás"-.

A propósito, y para terminar con las cavilaciones calenturientas, Micaela se casó el año pasado en Algeciras, allí de donde era originario aquel amigo del Tapia que, siendo padre de 14 zagales, era apodado cariñosamente "el preñón de Gibraltar"; su padre fue el padrino. En los momentos previos a la entrada en la iglesia su padre desapareció. Fuimos a buscarlo y lo encontramos angustiado llorando bajo un árbol que le proporcionaba sombra en aquella tarde de calor y pena. -Pero... ¿¡qué te pasa!?- le preguntamos. Y nos contestó: -¡Pues qué me va a pasar, que no sabéis lo que le espera a mi hija cuando el cabrón ese le meta ese "pedazo polla" esta noche!-

¡Ay, si supiera el papaíto afligido que Micaela ya tenía"más tiros daos que el chumino de mi abuela"!

Concluyendo pues, propongo a don Académico la inclusión de la palabra recalcipenetrante "dans la nouvelle grammaire des Académies hispanophones" bajo la entrada siguiente: Recalcipenetrante: "Aquel individuo que, aferrándose a su afán imperioso y vehemente, no ceja en su empeño hasta alcanzar su objetivo, o séase colocarla por delante, por detrás, o dejándose agarrar la verga con fuerza sin más".

Y ya por fin nos vamos de vacaciones.

3 comentarios:

  1. Muy "celiano". Cuando he leído la palabra que empleas,"domeñados", me ha venido a la cabeza la noche en que un compañero de habitación, Andrés Pérez Gómez el "Garu", nos leyó la carta de Alfonso Canales a Cela en la que narra la hazaña del Cipote de Archidona.
    Un saludo.
    Pedro

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  2. Pedro, encantado de verte por aquí.

    Efectivamente, en COU nos contaron tan famosa hazaña, creo que fue en clase de filosofía con Erviti, con quien nos reíamos de lo lindo cuando de curvas se trataba.

    Y traes la anécdota que ni pintada ni "domeñada". He encontrado este link para el que desee refrescar el relato. Espero que JA tenga la amabilidad de activarlo o sustituirlo por otro de mejor calidad: http://www.trazegnies.arrakis.es/index28b.html

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  3. Muchas gracias, Mariano.

    Hace 50 años todavía no se había acuñado el término, pero el concepto ya estaba ahí, tanto que si mi madre pudiese hablarme me diría hoy como entonces: ¡Ay, Juanito, mira que eres recalcipenetrante!

    Y es que llegará el día en que uno pegue el "pellejazo" y seguirá siendo, esencialmente, igualito que el día que te parieron.

    Por cierto, Mariano, acabo de hablar con los juzgados de mi pueblo: he propuesto el baile y trueque de mis apellidos; de ahora en adelante pretendo llamarme Juan del Pino.

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